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viernes, 22 de mayo de 2009

Barbateñ@s por el mundo: “El pueblo palestino tiene mucho que ofrecer”


Carmen Armas/Fátima Reyes/Barbate

Jandeños por el mundo es una sección en la que se cada quincena presentaremos a aquellos vecinos que por un motivo u otro dejaron su ciudad natal, en la comarca de La Janda por lugares remotos, donde hoy día tienen su nueva residencia y que amable y generosamente mostrarán a todos los lectores su forma de vida y su óptica de un nuevo país, ciudad o destino del que formen parte en la actualidad.

Estos vecinos mostrarán de la forma más humana y sincera las aventuras que han corrido en su vida para llegar a sentirse parte de una nueva realidad a la que han tenido que adaptarse, teniendo en cuenta que no siempre haya sido fácil. Asimismo, serán jandeños de todos los municipios de esta comarca quienes revelarán los contrastes y semejanzas que existen entre los soleados y verdes parajes de la Janda y sus actuales ciudades, así como las diferencias entre las formas de vivir la vida, las tradiciones, la gastronomía, las aficiones, y lo que en definitiva es la cultura de otros pueblos que están ahí y de las que quizá conozcamos muy poco. Por ello, no puede caer en el olvido la sabiduría de otras culturas lejanas o cercanas y, qué mejor que conocerlos de la mano de un jandeño que muestre desde nuestros valores, desde nuestra forma de entender la vida, la de otros mundos.

De este modo, serán muchos los vecinos que participarán en ‘Jandeños por el mundo’ y que aportarán su granito de arena lleno de añoranza y cariño en este nuevo espacio que quincenalmente traeremos a estas páginas.

La primera invitada es una barbateña, de nombre Luisa López, que tras finalizar sus estudios de Filología Árabe en la Universidad de Sevilla decidió marcharse a la universalmente conocida ciudad de Belén para trabajar allí como lectora (profesora) de castellano en la Universidad de la misma ciudad en Palestina. Además de enseñar en la Universidad, Luisa colabora con programas culturales junto con el Consulado Español y con la Oficina de Cooperación de Jerusalén.

Palestina es un país mítico donde los haya, cuna de civilizaciones y Tierra Prometida para algunas de las religiones más importantes del mundo, pero también es un lugar insólito como destino donde vivir ¿no creen?, sin embargo éste fue el lugar que Luisa López eligió para trabajar.

—¿Qué motivos te llevaron a marcharte? La experiencia, ¿la calificarías de positiva o negativa?
—En un primer momento fueron mis ganas de aprender la lengua árabe lo que me llevó a instalarme aquí, pero luego sería mi interés por seguir conociendo la realidad de la ocupación en Palestina. La experiencia, desde cada uno de los ángulos, ha sido y sigue siendo positiva. Existen aspectos negativos que han sido parte de las consecuencias de elegir venir hasta aquí, pero es algo inherente a los cambios y a las decisiones. Venir a Palestina ha cambiado mi vida de una forma maravillosa, así que esto ayuda a sobrellevar los momentos menos agradables.

—¿Cuánto tiempo llevas viviendo en Palestina? ¿A qué te dedicas en la actualidad?
—Llevo casi 3 años y me dedico a dar clases de castellano en la Universidad, además de colaborar en temas culturales con la Oficina de Cooperación Española en Jerusalén y el Consulado de España en la misma ciudad.

—¿Qué fue lo primero que te impresionó al llegar?
—No sabría por dónde empezar. Recuerdo mi primer trayecto en taxi, donde me puse ya nerviosa al leer Jerusalén en los tres idiomas (árabe, hebreo e inglés). Cuando vi por primera vez esa ciudad, todavía desde el taxi. O minutos más tarde, mientras iba camino a Ramallah, cuando pasé por primera vez por un checkpoint (paso fronterizo), y vi a dos soldados israelíes apuntando a una madre y a un niño de unos 5 años mientras éste abría su mochila…Luego todo esto se convertiría en la normalidad de la ocupación en la que vivo.

—¿Te costó adaptarte a esta zona? ¿Son formas de vida muy distintas?
—La verdad es que no, me cuesta acostumbrarme a la ocupación, pero no a Palestina. Los palestinos tienen una cultura muy parecida a la nuestra, la andaluza: compartimos formas de ver la vida, tenemos un sentido del humor muy parecido,…todo esto en un idioma muy diferente, pero una vez pasas esta barrera (que no es que yo la haya pasado ya), te das cuentas de todo lo que hay en común. Otra cosa es la ocupación israelí, a eso no se acostumbran ni los palestinos (que ya llevan sufriéndola 61 años). La presencia militar, la humillación, la impotencia, la incertidumbre y el miedo. El que tus amigos no puedan moverse de su propia ciudad, el que cada uno de ellos haya estado o tenga un familiar en prisión, etc. A eso sí que no puedo acostumbrarme, ni lo pretendo.

—¿Qué echas de menos de tu tierra? ¿Con qué frecuencia la visitas?
—Pues obviamente a mi familia y a mis amigos, el calor de ellos. Echo de menos la soltura a la hora de hablar en mi lengua, echo de menos pasear, el mar, tomar una cerveza en el paseo marítimo de Barbate y luego cruzarlo para tumbarme en la playa. Aunque voy muy a menudo (si mi madre lee esto tendrá sus discrepancias, claro está), pero visito Andalucía dos veces al año y suelo estar bastante tiempo en esas visitas. Luego no sé si tiene un resultado dañino, las vueltas a Belén siempre son muy duras.

—¿Te gustaría volver a la Janda? ¿Existe la posibilidad?
—Es donde está mi familia y algunos de mis mejores amigos, así que siempre volveré, pero realmente por ahora no me veo asentada allí.

—¿Qué te llevarías de la Janda a este lugar?
—A mi madre, que sé que le haría tanta ilusión estar cerca del ‘portalito’.

—¿Y qué te traerías para la Janda?
—La positividad que tienen los palestinos de ver y afrontar la vida, a veces creo que nos falta a nosotros un poco de eso.

—¿Existe mucha diferencia entre el lugar donde vives y la Janda?
—La verdad es que no sabría muy bien qué contestar. Cada vez que veo este paisaje me recuerda mucho a Andalucía, con los olivos, la tierra un tanto árida. Pero no sé si es parecido al paisaje de la Janda. Para mí, la Janda es más verde y tiene mar…en esencia creo que son bastantes parecidos, a pesar de sus diferencias.

—¿Qué crees que la gente debería conocer del lugar en donde vives?
—Pues, a los palestinos en sí, su historia diaria, la ocupación y el hecho de que sigamos siendo en parte, cómplices de esa trágica situación. Pero también el país y su encanto, Palestina tiene muchísimo que ofrecer: su diversidad de paisajes (que van desde el desierto montañoso, a montañas frondosas, olivos, etc), su comida (ya no sé si podría sobrevivir sin maqluba o waraq dawali), los mismos palestinos (veríamos todo los similares que somos a ellos)...

—¿Qué mensaje le enviarías a tus vecinos y vecinas de Barbate y de la comarca de la Janda?
—¿Mensaje? Esto de los mensajes yo lo relaciono con políticos y con el Papa, no se me da muy bien. Pero bueno, a mí lo que me encantaría sería que la gente de La Janda fuera consciente de la suerte que tienen por nacer donde lo han hecho, es pura lotería, y les tocó un buen premio, así que eso hay que saber disfrutarlo y valorarlo.
Extraida de: http://www.andaluciainformacion.es/

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