¡Qué pocas luces!
En cualquier ciudad de este universo llamado consumismo el afán por el negocio, las compras y todo lo que mueve el maléfico dinero del capitalismo, se torna de un color navideño en esta época del año. Parece como si todo se dulcificara y las tiendas, negocios y centro comerciales varios nos meten hasta en los días festivos su capacidad de sugestión para hacernos comprar cualquier producto navideño.
El color de la Navidad, en Barbate por ejemplo que carecemos de nieve, es de un colorido diverso y todos sucumbimos ante el maravilloso mundo de las luciérnagas con forma de muñeco de nieve árbol de Navidad que se colocan encima de nuestras cabezas cuando andamos por la calle.
Normalmente, y cada vez más adelantado, la colocación de las mismas se realizaban antes del puente de la Inmaculada y así, aunque parezca algo extraño, sucede en todas parte. Como por ejemplo en Conil, sí esa localidad tan cercana y a la vez tan distanciada de nosotros, o, para que vean que no es cuestión de colores, en Vejer.
Las luces de Navidad, pese a su peculiar inducción al consumismo, no deja de ser una forma estética de decorar las calles de un pueblo, de una ciudad, de un barrio o de una calle. Algunos, como es el caso de Cádiz, aprovechan al máximo las luces y las utilizan para Navidad, carnaval y lo que se tercie, sólo es cuestión de manejarlas un poco, darle alguna que otra vuelta y, lo más importante, pensar un poco.
Aquí en Barbate eso no se utiliza. No me refiero a lo de pensar, que tampoco, sino a utilizar las misma luces. Aquí directamente, no se usan. Bien por carencia de dinero, bien por impagos, bien por lo que sea… lo cierto es que es una auténtica vergüenza que en las fechas que estemos todavía no se respire en Barbate ese ambiente navideño. Otra de las cosas que se han quitado últimamente, o más bien olvidado, ha sido el pregón de Navidad. Un pregón que aunque no gozaba de mucha popularidad, este era uno de los pocos eventos que engrosaba la escueta lista de los actos culturales en Barbate. Aunque este es otro tema que ya abordaremos…
Borrar de un plumazo las casas no es muy positivo para el que lo realiza. Quizás las luces se empiecen a colocar esta semana, al fin y al cabo sería deleznable que llegara el 25 y no exista un mero arbolito decorado. Quizás sea cosa de dinero… teniendo en cuenta los importantes recortes realizados por el ayuntamiento, el mantenimiento de la brutal subida de impuestos (a lo mejor algunos no lo recuerdas o incluso no lo conocen pero ¿qué hay de aquella pancarta que esgrimía contra la brutal subida de impuesto de PP y PA?), contrarrestadas con el aumento salarial del equipo de gobierno en verano o los cambios de rotonda, dan pie a una importante conclusión que nos remite a una inexcusable falta de planificación o como se dice en barbateño ¡qué pocas luces!
En cualquier ciudad de este universo llamado consumismo el afán por el negocio, las compras y todo lo que mueve el maléfico dinero del capitalismo, se torna de un color navideño en esta época del año. Parece como si todo se dulcificara y las tiendas, negocios y centro comerciales varios nos meten hasta en los días festivos su capacidad de sugestión para hacernos comprar cualquier producto navideño.
El color de la Navidad, en Barbate por ejemplo que carecemos de nieve, es de un colorido diverso y todos sucumbimos ante el maravilloso mundo de las luciérnagas con forma de muñeco de nieve árbol de Navidad que se colocan encima de nuestras cabezas cuando andamos por la calle.
Normalmente, y cada vez más adelantado, la colocación de las mismas se realizaban antes del puente de la Inmaculada y así, aunque parezca algo extraño, sucede en todas parte. Como por ejemplo en Conil, sí esa localidad tan cercana y a la vez tan distanciada de nosotros, o, para que vean que no es cuestión de colores, en Vejer.
Las luces de Navidad, pese a su peculiar inducción al consumismo, no deja de ser una forma estética de decorar las calles de un pueblo, de una ciudad, de un barrio o de una calle. Algunos, como es el caso de Cádiz, aprovechan al máximo las luces y las utilizan para Navidad, carnaval y lo que se tercie, sólo es cuestión de manejarlas un poco, darle alguna que otra vuelta y, lo más importante, pensar un poco.
Aquí en Barbate eso no se utiliza. No me refiero a lo de pensar, que tampoco, sino a utilizar las misma luces. Aquí directamente, no se usan. Bien por carencia de dinero, bien por impagos, bien por lo que sea… lo cierto es que es una auténtica vergüenza que en las fechas que estemos todavía no se respire en Barbate ese ambiente navideño. Otra de las cosas que se han quitado últimamente, o más bien olvidado, ha sido el pregón de Navidad. Un pregón que aunque no gozaba de mucha popularidad, este era uno de los pocos eventos que engrosaba la escueta lista de los actos culturales en Barbate. Aunque este es otro tema que ya abordaremos…
Borrar de un plumazo las casas no es muy positivo para el que lo realiza. Quizás las luces se empiecen a colocar esta semana, al fin y al cabo sería deleznable que llegara el 25 y no exista un mero arbolito decorado. Quizás sea cosa de dinero… teniendo en cuenta los importantes recortes realizados por el ayuntamiento, el mantenimiento de la brutal subida de impuestos (a lo mejor algunos no lo recuerdas o incluso no lo conocen pero ¿qué hay de aquella pancarta que esgrimía contra la brutal subida de impuesto de PP y PA?), contrarrestadas con el aumento salarial del equipo de gobierno en verano o los cambios de rotonda, dan pie a una importante conclusión que nos remite a una inexcusable falta de planificación o como se dice en barbateño ¡qué pocas luces!
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Rossi puedes verlo por el lado positivo, ¿sabes cuanto CO2 vamos ahorrar?
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