Pedro espinosa/Barbate
La causa abierta en el juzgado de Algeciras por el naufragio del pesquero Nuevo Pepita Aurora, ocurrido el 5 de septiembre de 2007 con ocho marineros fallecidos, ha sumado nuevas y rotundas declaraciones de los tripulantes que sobrevivieron a la tragedia. Ante el juez han explicado que las continuas capas de pintura que se daban al barco llegaban a taponar los salideros de agua de la cubierta; que en popa se había levantado un habitáculo para que durmieran tres marineros en el lugar donde debían almacenarse las redes; que viajaba con peso excesivo o que el timonel del barco el día del naufragio era un jubilado que no estaba dado de alta y que falleció en el siniestro.
Muchas de estas irregularidades ya habían sido advertidas en un informe técnico del Ministerio de Fomento que ha llevado a la Fiscalía a imputar al patrón del barco, José Vega.
Los marineros han vuelto a declarar aunque ahora han ofrecido detalles que en los primeros días tras el naufragio no relataron. El superviviente Pedro Fernando Romera ha revelado que quien manejaba el barco el día del naufragio era un jubilado, que no estaba dado de alta como tripulante del barco, pero que solía viajar con ellos. Otro tripulante habitual, Tomás Pacheco, es el que ha desvelado que las falucheras -aliviaderos para que el agua no se acumule en cubierta- estaban obstruidas por las continuas capas de pintura que se realizaban en cada labor de mantenimiento.
Pacheco también ha descrito que al Nuevo Pepita Aurora se le construyó en popa una estancia para que durmieran tres marineros, ya que no había espacio para todos. Era el lugar pensado inicialmente para las redes. Este testimonio se ha corroborado ante el juez con fotografías. A ello se añadía, según el testimonio de este marinero, que el barco solía navegar escorado por el peso excesivo de sus redes y depósitos de agua.
Estos testimonios avalan el informe de la Comisión Permanente de Investigación de Siniestros Marítimos, dependiente de la Dirección General de Marina Mercante, que reveló que el Nuevo Pepita Aurora cuadriplicaba el día del naufragio el peso permitido o que los desagües de cubiertas estaban cegados y, por eso, no pudo salir el agua que entraba debido al temporal. Este estudio llevó a la Fiscalía a llamar a declarar en calidad de imputado al patrón del barco, José Vega, quien tras dar su testimonio en septiembre del año pasado, quedó en libertad sin cargos. Allí aseguró desconocer que la normativa le impidiera llevar el peso y acusó a la administración no haber realizado las campañas de información necesarias. Su abogado entonces le señaló como "un cabeza de turco" para salvar las responsabilidades de los dirigentes públicos que no detectaron los fallos estructurales que padecía, en su opinión, el barco.
La abogada de algunos supervivientes, Gemma Martín, relató ayer que la instrucción depende ahora de unos informes técnicos y médicos antes de cerrarse para elaborar los escritos de acusación. En el naufragio hubo cinco muertos, ocho supervivientes y otros tres cuyos cuerpos nunca aparecieron.
Extraida de: www.elpais.com
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