Javier López/Barbate
El sector pesquero gaditano navega este otoño-invierno con dos vías de agua. Y ninguna de las dos es fácil de taponar. Por un lado, está la que ha hundido el barco de la economía general y para el que los trabajos de reflotación se prolongarán durante muchos meses aún; por el otro, la meteorología, que desde las inundaciones de la Bahía en octubre ha traído un temporal tras otro que ha afectado a toda la línea de costa de la provincia y que ha obligado a tener los buques de pesca amarrados a puerto una jornada sí y otra también.
Las conclusiones del patrón mayor de Conil y presidente de las cofradías de pescadores de toda la provincia, Diego Ponce, son apabullantes: «La meteorología nos está ahogando tanto como la crisis». El pescador jandeño explicó que el mal tiempo no ha permitido faenar a la flota gaditana más que 20 días desde noviembre. El peor mes fue enero, en el que «no se pudo faenar casi ningún día». Las pérdidas se acumulan con la misma rapidez como llegan los cargos de los seguros, el préstamo para la compra de la embarcación con la que se trabaja o la seguridad social de la tripulación.
La pesca da empleo en la costa Atlántica de la provincia a más de 1.600 tripulantes que se reparten entre los 300 barcos censados en los puertos pesqueros de Tarifa, Barbate, Conil y Sanlúcar. 48 de estos buques se dedican a la modalidad de cerco, con la que se extraen especies como el boquerón, sardina, jurel o caballa. En la jornada de ayer volvieron a faenar tras el paro biológico que les ha mantenido en puerto desde el 1 de diciembre pasado. Los 17 que pertenecen a Sanlúcar volvieron ayer de vacío tras una noche de intenso trabajo, según informaron desde la cofradía sanluqueña.
En Barbate se encuentran las otras 31 embarcaciones que se dedican a este tipo de arte. Éstos pescan en la costa marroquí, donde llegan hasta Kenitra a unos kilómetros al norte de Rabat. Tampoco esta flota volvió a puerto con una buena captura, apenas 70 cajas de pescado. Ponce apuntó que el mal tiempo puede ser un buen acicate para el aumento de las capturas. Los temporales mueven las aguas y, una vez que pasan, hay buena pesca durante unos días. Sin embargo, esta situación puede beneficiar al sector sólo si los temporales son de duración breve. Si se prolongan como ha sucedido en los últimos meses, el panorama cambia enormemente. «Este invierno ha sido criminal», sentenció el patrón mayor conileño.
Otras etiquetas
«Y menos mal que ha bajado algo el gasóleo en los últimos meses», señaló el patrón mayor de Barbate, José Manuel Martínez. Si el mal tiempo y la crisis son dos vías de agua en el sector, a los cerqueros se les añade una tercera, la competencia que les supone el boquerón importado desde Italia y Croacia. «Los traen en aguanieve y sal, a un precio con el que no podemos competir», explicó Martínez. El pescado llega al comprador en los mercados con una frescura media, aunque «la cabeza se les enrojece por la sal, que también se come el sabor», apuntó el barbateño.
Esta es una queja habitual de los que se dedican a esta pesquería y contra la que poco se puede hacer, dado que se tratan de países que forman parte de la Unión Europea. La solución que propone el sector no parece complicada. Piden a la Junta de Andalucía que cree un etiquetado especial para que los consumidores distingan con facilidad el boquerón capturado por barcos gaditanos, lo que garantiza que el boquerón ha sido pescado tan sólo unas horas antes de la compra. «No queremos que prohíban la entrada de este pescado del exterior, sino que lo diferencien claramente del nuestro», aclaró Martínez, que explicó que desde la Administración siempre les contestan que sí a esta petición, aunque luego no se hace realidad.
La de cerco no es la única modalidad que se ha visto afectado por el paro biológico en la provincia en los últimos meses. La flota tarifeña -compuesta por 62 embarcaciones que se dedican al palangre de fondo y la pesca con cebo vivo- se encuentran amarradas a puerto desde el 29 de diciembre. Y así permanecerán hasta el 29 de marzo. La función de estos paros es la de permitir a las pesquerías tener tiempo para regenerarse y que no se agote el recurso, ya de por sí bastante esquilmado. El secretario de la cofradía tarifeña, Juan Luis Vega, señaló que este año cuentan con ayudas públicas para los 300 tripulantes de los 62 buques censados en este puerto. El año pasado, en cambio, la Junta no puso en marcha ningún tipo de compensación económica por la parada, según aseguró Vega. Otro de los problemas del sector es la fase de venta de las capturas que, si son buenas hacen bajar los precios y, si son malas, dan para poco. Para colmo, la crisis ha hecho bajar los precios en la lonja por la dificultad de darle salida entre el consumidor final. «Con el pescado tenemos dos trabajos, pescarlo y venderlo», sentenció Ponce.
Extraida de: www.lavozdecadiz.com
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