J.A./Barbate
La crisis tiene muchas caras y la globalización internacional hace que lo que hoy es un problema en una parte del mapa mañana repercuta en un país a miles de kilómetros de distancia. Esto es lo que pasa actualmente en la pesca artesanal del atún rojo en la zona de Barbate, Tarifa, Conil y Zahara. Las cuatro almadrabas que trabajan en aguas gaditanas se están enfrentando en los últimas semanas a más dificultades de las esperadas para poder vender sus productos.
Así lo confirman fuentes de la Organización de Productores Pesqueros que engloba a los almadraberos gaditanos. Su portavoz, Marta Crespo, explicó que las negociaciones que se encuentran en curso para fijar el precio y la cuantía final por la que cada importador se llevará las capturas de esta temporada «siguen en marcha y todavía no tienen un precio definitivo ni cerrado».
Cada almadraba dispone de libertad plena para entablar diálogo con las empresas que llegan de otros países a comprar el atún rojo de Barbate. El 90% de las capturas, que el pasado año superaron las 1.200 toneladas, se marchan al mercado japonés, donde el atún es un plato típico con una gran demanda y que cuenta con gran atractivo en su cocina tradicional.
Sin embargo, cosas de la crisis económica internacional que sacude al mundo entero, este año Japón ha rebajado la cantidad de carne de túnido de almadraba que importará al país del sol naciente. «Los restaurantes necesitan menos atún y por tanto las empresas distribuidoras mantienen aún llenos sus congeladores y cuentan con reservas suficientes para aplacar las peticiones», manifestó. La recesión económica se suma, pues, a un exceso de compras que ha venido poniendo en práctica el mercado nipón en los últimos años, que ha estado potenciado además de forma perjudicial por otros países pesqueros con negocios de exportación de atún durante todo el año como por ejemplo Italia o Francia, donde la pesca de cerco (con más de 200 embarcaciones en algunos casos), está poniendo en serias dificultades la supervivencia del arte tradicional de captura mediante almadrabas.
Incluso, y según confirmaban desde la OPP que aglutina a los cuatro calamentos de la provincia a LA VOZ, en estos momentos algunas de las almadrabas gaditanas están a punto de romper las negociaciones con las empresas importadoras que hasta ahora venían comprando más de la mitad de los atunes que pescaban. Todo ello, a unas pocas semanas de las primeras levantás.
Y es que los preparativos de la temporada almadrabera de 2009, que se prolongará hasta junio, están ya en marcha. De momento, y a falta de saber cómo se comportará el mercado japonés finalmente, las almadrabas están empezando a abrir nuevas vías de negocio, así como a potenciar mercados que hasta el momento eran minoritarios como los de Estados Unidos y Corea, o Francia e Inglaterra, dentro del continente europeo. A pesar de este nuevo revés económico, el sector no pierde la esperanza de que la situación mejore y que la práctica totalidad de las 1.088 toneladas de atún rojo que esta temporada se podrán pescar en el litoral gaditano puedan lograr finalmente una salida «digna y a unos precios razonables».
El pasado año 2008 los japoneses compraron el atún a un precio que osciló entre los 12 y los 13 euros el kilo, una cifra «aceptable para las almadrabas» según se explica desde la patronal. Sin embargo, el que las capturas se reduzcan, como ocurrirá nuevamente este año por los cupos impuestos por las organizaciones internacionales, y que el atún sea cada año «un producto más escaso y de lujo», no hacen curiosamente que el precio suba, sino todo lo contrario. Desde las almadrabas se explica que «el atún que no se exporta no tiene una fácil salida en el mercado nacional», «ya que nadie está dispuesto a pagar el precio» que sí abonan (en yenes) las importadoras niponas.
Atún de calidad
Es decir, el hecho de que las almadrabas puedan tener atún rojo sin vender en los próximos meses podría propiciar que deban abaratar su precio para dar salida a un producto de primera calidad como éste. Precisamente esa característica, la gran calidad como alimento que presenta el atún rojo de almadraba gaditano, ha sido en los últimos años su principal seña de identidad.
«Estos atunes se capturan y antes de dos horas ya están camino de su destino final, con lo que el producto es mucho más fresco que el atún de cerco del Mediterráneo por ejemplo», explica Marta Crespo. Ese plus con respecto a la competencia es el clavo ardiendo al que se agarra un sector que confía en que el calado de sus artes no quede reducido en unos años a un reclamo turístico.
Extraida de: www.lavozdecadiz.com
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